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El entusiasmo por el Ajedrez

Un tema muy importante, que debemos abordar empezando por establecer cual es el significado de la palabra entusiasmo de acuerdo con sus raíces etimológicas griegas quiere decir “tener un Dios dentro de sí”.

Cuando tenemos ese motor la energía fluye y nos permite hacer una gran cantidad de cosas y disfrutar el proceso a pesar de los inconvenientes. El jugador de Ajedrez es un privilegiado por poseer ese amor por el juego que atraviesa muchos obstáculos que a veces se interponen en la realización de ese vínculo.

Hay una anécdota real o imaginaria o una mezcla de ambas cosas, que cuenta lo siguiente:

El gran maestro Oscar Panno, en la época de su cenit ajedrecístico fue contratado para dar una sesión de simultánea en la ciudad del sur del Argentina, Comodoro Rivadavia. Imagínense la expectativa, el campeón mundial juvenil, medalla de oro en las Olimpíadas de Ajedrez de La Havana, por delante de Spassky, iría a la ciudad para jugar contra los jugadores locales. Gran efervescencia, diario y TV local estaban a la expectativa. Cuando el gran maestro llegó la afición local estaba en climax y comenzaron las simultaneas, todos tenían la mirada en dónde jugaban el campeón local contra el Gran Maestro, uno de los treinta y cinco tableros en disputa. La sesión transcurre, y finalmente el gran campeón se impone en los treinta y cinco tableros.

La televisión local lo entrevista y claro, la pregunta obligada, que le pareció el desempeño de nuestro campeón. ¡¡A lo que el gran maestro responde, Y…es un entusiasta!!... es esto un elogio, claro que sí, desde mi mirada es la precondición para jugar con excelencia al Ajedrez o a cualquier deporte o juego.

Y hablando de los obstáculos que se presentan, algunas veces sus relaciones no ven con buenos ojos que dedique tanto tiempo a empujar unas misteriosas piecitas de madera y menudos problemas existenciales se presentan, otras la distancia para jugar un torneo lo convierte en un viaje extenuante, o al final de torneo a altas horas de la noche nos quedamos sin transporte público, hoy en día se puede recurrir a un UBER, pero en mi ya lejana época de ajedrecista juvenil más de una vez tuve que caminar cincuenta cuadras para regresar a mi casa desde el lugar del torneo, otras épocas claro no había tanto peligro en las calles, hacer eso hoy en Buenos Aires a la una de la noche es peligro de muerte, además era en el partido de San Martín localidad del gran Buenos Aires, no era en la más segura Capital Federal. Por último, un tipo de obstáculos de nuestro tiempo son las condiciones de juego de algunos torneos que se disputan en México, lugares calurosos, varias fechas dobles, y sillas muy incómodas, definitivamente no es para viejitos que, a la natural pérdida en la velocidad de resolución frente a los jóvenes, le agregamos el tema cansancio. Me tocó jugar un torneo que reuní todas esas características, calor, sillas poco confortables, dos fechas dobles, y las consecuencias fueron claras, cuatro partidas que duraron 20 horas y en tres de ellas perdí una ventaja ganadora en la cuarta hora de juego. En fin, es lo que hay, desde este lugar rogamos a los organizadores ser más amables con los que practicamos este noble juego y lograr condiciones de juego mejores, será muy apreciado. La opción para los que superamos largamente la categoría senior, y entramos alegremente en el supra senior, simplemente no jugar.

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